Levántate y anda

jueves, 10 de junio de 2010

NO RESPONDERÁS LAS RESEÑAS



Así podría titularse uno de los mandamientos del pantanito literario. Pero uno es débil, la carne y los dedos son débiles. Es así. Tan barato responder, quince minutos, tan fácil cuando te la dejan así, servidita, adobada, mansa en la línea de gol, lo difícil es resistirse. Además, la reseña que voy a comentar hace algunos planteos interesantes. Porque se trata de eso ¿no? Debatir, aprender del otro, fijarse desde qué lugar leemos.


No responderás las reseñas.


Honrarás padre y madre, obedecerás a tu sabio gurú espiritual, construirás tu caminito, dictarás talleres literarios en Palermo.


No gastarás tu minusválida pólvora en chimangos.


Tu tiempo vale, brother.


No perderás los quince minutos que lleva escribir la respuesta a una columnita escondida en la punta de una revista blanda, aburrida, excluyente. Porque sí, a eso lo sabemos todos, la Inrocks tiene mucho de sucursal rubia del progresismo blanco, de criadero de pichones de Lopérfido. Igual también hay notas que están bárbaras, buenísimas. Por teléfono me dijeron que hay una sobre el Exile on Main Street que está re buena, me lo contó un amigo, que todos los meses se compra la revista, se la aprende de memoria mi amigo, le gustan las bandas, altas bandas en la Inrocks me dice, buenísimas. Lástima que nunca coincidimos, che, justo mi disco favorito de los stones es el Beggars Banquet, ¿te acordás de ese? El que trae street fighting man.


¿Desde dónde leemos?


En la revista Planta, lugar de origen de Dami, leemos desde el marxismo de torre de marfil, eso está claro. Muy buenos ensayos sobre poesía. Y está bien, muy bien que sea así, que hayamos ido al Buenos Aires, qué buen Colegio loco, enseña "Edu" Rinesi con su barba y todo, está bien leer desde ahí por más que nos cueste cuando los libros vienen de gente amiga, porque cuesta pero hay que hacerlo, hay que leer, hay que discutir, aunque no hay que sacar los pies del plato, eso no. Hay que alinearse, hay que vivir en las tensiones, disfrutemos esto, somos jóvenes, nos falta tomar Toddy todavía. ¿Qué hubiera pasado si lo que leemos hubiera salido por alguna editorial amiga? Nadie lo sabe y no importa, es una hipótesis irrelevante. La amistad es de las mejores cosas que tiene la literatura, ¿quién no bancó a un amigo? ¿quién? Está perfecto, hay que tener amigos, hay que regalar amor, como dicen los chicos de Planta, desde la torre de marfil acá nomás, en la placita de Palermo. Cuando nos conviene, la sutileza está bien, está rebien, pero cuando no, cerremos filas. A veces hay que ser cobarde, lo dice la filosofía política. Otras veces no, ¿no?


No responderás las reseñas, eso nunca, jamás de los jamases.


Ni harás estos comentarios de la Inrocks, que son buena onda, bancan a la poesía, leen editoriales independientes, vieja, y qué nos importa que estén fumigados contra cualquier cosa que tenga un mínimo tufillo a popular, que nombren a Joyce en todas las notas, ¡a Joyce!, eso sí que es literatura. Y Borges a full, que nunca nos falta Borges, que además es argentino. Li-te-ra-tu-ra, y no sociología. Sociología es lo que hacía el gordo Lanata creo, ese que aparece en el medio de la revista, tan canchero el gordo, en una publicidad de ropa, se lo ve bien al gordo. Cucurto no, Eloísa Cartonera no, un libro sobre la precarización laboral de los jóvenes tampoco, che. Eso no es literatura, falla el estilo.


Pero no nos dispersemos y vayamos a los argumentos, busquemos los argumentos con solidaridad, porque sabemos que es difícil, tan difícil decir algo en 3000 caracteres, ¡un bardo! En la facultad nos pedían monografías de doce páginas, de quince, de veinte, y ahora viene Lopérfido y nos pide 3000 caracteres, y para colmo con espacios. Un garrón, la vida es así. No perdamos más tiempo y vayamos a las objeciones, dale, que queda poco tiempo, tu tiempo, que vale. Un poco menos que el centímetro cuadrado en la Revista Inrockuptibles, pero vale. Vayamos a las objeciones; a lo “interesante” lo dejamos para otra vuelta, siempre hay otra vuelta, somos jóvenes, nos gusta el Toddy.


1) “El realismo está entendido en los términos planteados por la “nueva narrativa argentina”: pocas acciones, poco estilo, poca intensidad y poco sexo”.


Esta parte está buena. Lástima lo de la intensidad, que se hace un poco abstracto. ¿La “nueva narrativa argentina” tiene pocas acciones, poco estilo y poco sexo? ¿Tiene mucha política? Yo más bien le veo muchas acciones, bastante sexo y poca política. Pero bueno, son impresiones, porque primero tendríamos que saber de qué estamos hablando. Sobre el estilo no, mejor no hablemos, dejémoselo a los puristas de torre de marfil, a los marxianos de Marte, a los chicos obedientes de la carrera de letras. Nosotros seamos plebeyos. Siempre.


2) “Vanoli usa elementos futuristas o fantásticos para aderezar el realismo anterior y no para superarlo”


Estoy de acuerdo, siempre y cuando definamos que sería “aderezo” y que sería “superación”. ¿Superación será el estilo? ¿Se pensará que “singularizando” el estilo se “singulariza” el pensamiento sobre lo social? Esa idea me gusta, la verdad. Anoto, brother, acá estamos para aprender colectivamente, ¿la web no era eso? ¿Ah no? Bueno, no importa. Aunque supongo que los campeones del determinismo económico no pensarán que un estilo “singular” –me suena medio arbitrario el concepto, pero sigamos- de por sí produce un pensamiento singular sobre lo social, eso seguro que no. Si es así retrocedemos diez casilleros, mil. Primero porque estilo no va separado del resto –el uso de estilo como coartada empieza a sonarme como una especie de peaje elitista, pero sigamos-, y segundo porque alguna vez el reseñista acusó (con algo de razón) a una escritora de no promover la revolución en sus escritos. ¿El estilo promueve la revolución? Esperá que me río un rato, con la risita alienada de un comentarista de blogs. Me suena que estás leyendo desde una perspectiva modernista regresiva.


3) “La tercera, que no encara de frente las escenas de abyección o violencia, sino que las liquida con un par de frases elípticas”


Muchas lecturas que recibí me agradecían esa “elusión de la abyección y la violencia”, pero yo estoy más a favor de esta posición. Emocionalmente me gusta más que se reclame abyección en la escritura (algo así hay en el tercer cuento y no son un par de frases, pero no importa, ¡son 3000 caracteres!, y además la reseña se paga poco, mala leche seguro no es). Racionalmente, diría que la idea de competir con las pornonarraciones domésticas es un poco banal desde Lamborghini hasta acá. Pero igual es para pensar, ¿qué estamos haciendo sino?


Hay dos frases del final, porque ya me estoy cansando y voy como 20 minutos escribiendo. Una dice que la “crítica” hecha por Damiancito referida a que se escribe sobre subjetividades post 2001 puede parecer descolocada. ¡Nada que ver! Es re ubicada, híper colocada, como toda la reseña. Al menos ahí hay una hipótesis de lectura sobre la supuesta “singularidad” del libro, pero se acababa el espacio, brother, la vida no es fácil y vivir de la literatura menos.


La otra expresa el desprecio de todo chico de letras hacia los estudiantes de sociales, un desprecio que incluso logra que muchos estudiantes de sociales posen de chicos de letras. La disyuntiva, a mí, me produce ternura, aunque es cierto que hay sensibilidades y tradiciones. Muchos de mis escritores favoritos de mi generación son de letras –no así los críticos-. Selci dice: “lo que se termina imponiendo es el repertorio que dejó la sociología de las últimas décadas”. Tampoco me resulta claro qué habrá leído Damiancito de sociología, todo me hace pensar que poco y ningún clásico salvo su amado Marx, pero a esa última frase yo la leo como un elogio desmesurado, solitario y final.


Así que, como digo siempre, gracias por leer y nos estamos viendo!


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