Levántate y anda

martes, 11 de noviembre de 2008

Sobre Los Topos, de Félix Bruzzone


El muchacho que vive conmigo no resiste el tape e inició su estelar carrera como reseñista literario.


Poética del aturdimiento


Los Topos, la primera novela de Félix Bruzzone, parece un film de Wes Anderson (Los excéntricos Tenembaum, La vida acuática, The Darjeeling Limited), donde lo ligero del absurdo pop se cubre de melancolía, pero atravesado por flashes oníricos del cine japonés más violento. Hay, sin embargo, otra diferencia quizás más profunda. Lo que Anderson construye como tragedias familiares que se proyectan hacia la dimensión íntima de pequeñas comunidades en viaje, bajo la mirada de Bruzzone se transforma en tragedias políticas centradas en la condición de hijo de desaparecidos. Nace entonces una poética del aturdimiento que, pese a cierta recursividad en la prosa, despliega una verdadera máquina de guerra capaz de establecer un quiebre generacional en lo literario y de reacomodar los modos de apropiación de una variedad de discursos heredados sobre la historia nacional. Esta propuesta, que podía leerse en ciertas partes de 76 (Editorial Tamarisco), su primer libro de cuentos, adquiere en Los Topos un desarrollo cabal y acaso inesperado.

La novela avanza en forma vertiginosa. Deambulando por territorios fronterizos entre la ciudad/lo público y el hogar/lo privado, el narrador se cruza con personajes que van a contribuir al avance del relato y a transformar su identidad como hijo y como sujeto deseante. Pero todo cambia a partir de la irrupción de Maira, un travesti del que se enamora y pasará de ser posible infiltrado policial en HIJOS (topo) a posible vengador de genocidas, de posible hermano nacido en cautiverio, a posible neo-desaparecido. Maira viene a quebrar un verosímil que parecía orientarse al thriller, y lo que se abre desde ahí es una exploración del inconsciente político del amor fraterno y romántico, perverso y filial. Triángulos y hexágonos amorosos, pesquisas y un viaje al sur, conforman una atractiva historia que alegoriza un cuestionamiento hacia las políticas que piensan a la memoria como museo del pasado, y que apuesta por un vitalismo de a momentos estremecedor.
Publicado en el suplemento Culturas del Diario Crítica, 8/11/2008.