Levántate y anda

jueves, 8 de octubre de 2009

Orgasmo de significantes



La unica cosa que hace que la zapatilla sea aun reconocible es su logo, ya no hay mas el espiritu de la marca, ni la trayectoria ni nada.Las empresas juegan en el borde del undergound en una ultima instancia antes de perder muchas cosas. Ahora bien , supongamos que nosotros ada e ido, mañana hacemos un hit musical medianamente relevante, es decir pasamos a tener significacion para una cantidad x de personas y como somos extremadamente trendies, se nos ocurre agarrar nuestras viejas zapas flecha y pegarle las 3 tiras de adidas (tenemos realmente un proyecto parecido). Entonces, seguimos suponiendo, debido a nuestro alto poder de seduccion un monton de pibes comienzan a pegar las tiritas de adidas en su zapas, y porque no, un buen proyecto seria pegarle los logos de adidas, puma y nike a una remerita , algo asi como un orgasmo de significantes.Creemos que ese orgasmo hedonista de significantes, sumado al poco control real que pueden ejercer las marcas sobre sus usuarios es una realidad que va a trastocar un poco las cosas.imaginen tambien millones de usuarios descargando musica pirta de los p2p, y obligando al cambio a la industria musical quieran o no.Otro ejemplito- pregunta, ¿como puede controlar pongamos por caso puma , la cantidad de remeras falsifcadas que los pobres compran en los mercados piratas haciendole un daño a la imgen de la marca? Es decir a los usuarios “bien” de puma no les hace ninguna gracia que los morochos usen la misma ropa que ellos.ovbiamente las diferencias se pueden notar pero esta licuacion de las marcas hacia el puro simbolo hace que sea mas bien facil apoderarse de ellas.Cuando mas creativo sea el “pirata” en su poder de seduccion mas llegada puede tener porque apoderarse de la marca en si es aprender a hacer unos dibujitos mas bien faciles. No se si fuimos del todo claros…¿que problema cuando las empreas culturales que todo lo controlan se enfrentan con lo que sale gratis, no?Si hasta a Macri le sale gratis apropiarse de la palabra “fascista”

vía una odisea provinciana