Levántate y anda

domingo, 29 de noviembre de 2009

Voy a publicar un libro (III)



Llamo a la imprenta. El pibe que atiende me reconoce, tenemos una especie de complicidad. Lo imagino sentado en un escritorio, jugando con una banda elástica entre los dedos, mientras en la pantalla de su computadora la bandeja de entrada de su casilla de mail se mantiene inalterable. Imagino que está esperando una respuesta, algo importante, el mensaje de una mujer. Mi llamado le hace bien. Le hace sentir que trabaja, y además lo distrae. Me reconoce la voz y me pregunta como ando. Bien, todo tranquilo. Pienso que cuando todo esto haya terminado, alguna mañana, voy a llamarlo y a cortar, solamente para escuchar su voz y volver a sentir la expectativa que siento cada vez que llamo a la imprenta. Me cuenta que la mujer que se encarga de mi libro ya se recuperó y está en la oficina. El dato me alivia. El pibe dice que ahora me comunica. Dale, le digo. Nos tuteamos desde el primer momento. De fondo, mientras espero, escucho ruidos que no se corresponden con una imprenta ni con un ambiente laboral. Juegos de MAME, voces distorsionadas que deben salir de un parlante de computadora. Se me ocurre que la imprenta es la fachada para una agencia de publicidad donde los creativos fuman marihuana exquisita y miran porno amateur en sus máquinas. Quiero aclarar que lo del jolgorio publicitario en general es un mito, la mayoría de los creativos son tipos angustiados con un alto nivel de explotación. El creativo publicitario es la síntesis perfecta entre la modelo y el escritor. Tiene lo peor de ambos. La espera se me hace tremenda. Pienso: aunque la imprenta sea realmente una imprenta igual es una agencia de publicidad. Rústica, pero la función es esa. El subcampo de la narrativa joven es una caricatura del gesto. Agrego: es una agencia de publicidad que sólo produce avisos para radio. Una agencia de publicidad algo anacrónica que subsiste gracias a un pequeño nicho de gente que escucha la radio mientras trabaja, un gran porcentaje de la cual son taxistas, un gremio con ideas retrógradas y casi nulo prestigio social. Sin embargo, los taxistas son los glóbulos blancos de la ciudad. Indispensables, y además testigos silenciosos de las mejores historias. Si en cada taxista hubiera un escritor, eso sería hermoso. Habría que armar un TaxiTwitter donde todos vayan contando lo que les pasa. Sería como la máquina de contar historias de La Ciudad Ausente. El futuro es escritura colectiva y evanescente, con una función autor hipertrofiada. El futuro es la circulación y la violencia. Hace unos diez años, hice full contact creyendo que me preparaba para una guerra civil. Una amiga que trabaja en la campaña presidencial de un candidato que todavía no lo es me dijo que según los grupos focales que hicieron el gremio de los mozos de bar es mucho peor que el de los taxistas, y no me queda opción que creerle. Habría que escribir entonces sobre la conspiración de los camareros. Serían casi todos estudiantes de arte que trabajan en Palermo y deslizan sustancias químicas de efectos perturbadores en los platos caros de sus clientes con el objetivo de sembrar el caos social y fijar un valor para las propinas. Quizás tendría que ser un sitcom violenta, con escenas de canibalismo y mucho humor negro. Quizás el libro sea ese: como los mozos (perdón, los camareros) quieren filmar una sitcom donde utilizan sustancias químicas reales para experimentar con sus clientes. Tengo la hipótesis de que el futuro es químico y de que todos los productos se están transformando en ansiolíticos. Coca Cola, que siempre estuvo en la vanguardia, promete felicidad. De pronto la voz de la mujer. Está de buen humor y parece más joven. Siento que es la voz de alguien que volvió de un lugar oscuro donde no me hubiera gustado estar y ahora valora cada pequeño detalle de la vida. Tu libro está en producción, me dice. No se que significa eso, pero me alegro. “En producción”. La frase me resulta anacrónica y entonces, en ese momento, me doy cuenta de que mi libro fue producido en una imprenta dedicada a folletería de turismo.