A todos aquellos que nos escribieron decepcionados durante nuestro periplo por la Walt Tourism World, a quienes creían que habíamos abandonado esta noble actividad, les decimos con amor: volvimos.
Volquer y yo estamos más vivos que nunca. La convivencia es dura de a momentos, pero nos queremos. Por eso aguantamos tantos años juntos.
Alimentados, como siempre, por el afecto de nuestros refinadísimos lectores.
Aunque a veces, el regreso, puede deparar extrañas sorpresas.
Como cierto parrafillo, una aguja en el pajar de calurosas felicitaciones que recibimos a diario, de una querídisima amiga. Una gran escritora y editora a quien admiramos.
Fieles a nuestra política anti - genuflexión que comprende la prohibición de solicitar ser linkeados por nuestros cuantosísimos amigos en el universo bonsai literario bloggeril, nos abstenemos de mencionarla.
Porque, lo repetimos, es una gran amiga. Que, suponemos, tuvo una mala tarde. Una mala tarde que podría tener cualquiera.
No obstante lo cual, puede ser divertido mencionar algunos de los equívocos.
Vamos, entonces, al grano.
Inútil hablar de la chicana sobre el supuesto "kirchnerismo" o "no kirchnerismo" de Volquer. Porque argumentar sobre una chicana que se monta sobre otra chicana no tiene sentido. Lo que si delata, la chicana sobre la chicana, o el "creemos que no es kirchnerista" es cierto esencialismo maniqueo a la hora de pensar los procesos de identificación política que circula en el campo literario.
Y ciertos reclamos de autenticidad que, a esta altura, nos producen una semi - sonrisita amarga.
La idea de un "pensar mal" no resiste el menor comentario. En todo caso, se prefiere a los que piensan mal antes que a los temerosos, o para decirlo más directamente, a los que se "despegan" por cagones. Sí es más interesante la idea de "pensar en lo inmediato". Esa es, justamente, una de las pocas virtudes que tiene el blog como superficie.
A menos que se esté pendiente de un supuesto "auto escrache" o vigilancia permanente de no imagino qué tribunal fantasmagórico, que tomará notas de lo que dijo Volquer, en contra de lo que escribió o piensa X, o el supuesto Volquer en la vida real.
Pero, sinceramente, queridos amigos, cualquiera con un mínimo de sentido común puede darse cuenta que la materialidad de lo que se publica en un blog tiene toda la seriedad y el peso que tiene este soporte, o sea, el blog.
Y que hacerse problemas por lo que piensen oscuros jueces culturales que no nos interesan es, por la mínima, ridículo.
Tan ridículo como tomarse en serio lo del marketing.
Porque el marketing, queridos amigos, no es la sal de la vida, sino la vida misma.
La potencia seductora del mercado, fluyendo y lubricando el goce de los cuerpos.
Somos en el marketing, queridísimos amigos.